En el momento de encontrarnos con este piso, se sentía lúgubre y le pesaban los años. Los nuevos propietarios nos pidieron que debíamos hacer todo lo posible para darle una segunda juventud, teniendo muy claro que la luminosidad y los espacios diáfanos debían ser la prioridad para lograr este objetivo. Lo primero que debíamos hacer era deshacernos de todos los muros que hacían que este piso se pareciese más a un laberinto que a un hogar, donde todo aquel que quisiera entrar se perdía para siempre ¡incluida la luz!

Antes de la reforma, el piso disponía de 4 dormitorios, un salón comedor, cocina pequeña, tendedero, terraza, aseo y baño independiente. Era necesario empezar a unir estancias para lograr nuestro objetivo de permitir la entrada de luz y ganar amplitud. Así es como se decidió redistribuir este piso.

• Se unió el tendedero a la cocina dotándola de grandes ventanales.
• El aseo fue ampliado para incorporar un plato de ducha.
• El cuarto de baño junto a la habitación principal fue demolido para incorporarlo en habitación suite separado por puertas correderas acristaladas y dotándolo de ducha, bañera, mueble de baño e inodoro con cisterna empotrada. Con ello, se consiguió un baño de 7 m2 y un dormitorio de 20 m2, donde se integraron armarios empotrados de gran capacidad.

La reforma integral que hicimos sobre este piso ubicado en las proximidades de Madrid Rio ha hecho posible que la luz natural llegue para quedarse y se encuentre una distribución con espacios mucho más extensos.